Justo en el sitio que durante más de cuatro siglos ocupara la desaparecida ermita de la Soledad, en frente de San Ginés y al inicio del Paseo de las Cruces -semisaqueada por franceses en 1808 y saqueada del todo e incendiada por españoles en 1936 junto con las imágenes que se custodiaban en su interior de algunos de los pasos de Semana Santa más antiguos de la ciudad, incluida la imagen original de la titular del templo y de la Hermandad más antigua de Guadalajara- he reparado en la presencia de una gran pancarta publicitaria, en medio del báculo de una alta farola, en la que el famoso “Tío Sam” americano nos pide a los viandantes, con su mirada retadora y su dedo señalador, que nos abonemos a los festejos taurinos programados en la ciudad en 2016.
La verdad es que me ha llamado mucho la atención este cartel y eso va en favor de los publicitarios que lo han concebido porque el primer propósito de cualquier campaña publicitaria es ser visible; el segundo es que sea eficaz, aunque mejor aún si, además de eficaz, es eficiente, que es la excelencia de la eficacia: conseguir los objetivos perseguidos en el menor tiempo y al menor coste posibles. Desconozco si los publicitarios y la empresa concesionaria de la plaza de toros que los contrató van consiguiendo, gracias al Tío Sam, su propósito de adelantar e incrementar la venta de abonos para la temporada taurina, lo que sí tengo claro es que, incluso aunque se cumpla ese empeño, a mí me parece que usar al americanísimo “Uncle Sam” para vender abonos de toros tiene una estética chocante y parecida a la de poner dos cartucheras con pistolas a la imagen de un santo. El Tío Sam es el símbolo americano por excelencia, mientras que el de los toros es un espectáculo tradicional muy español, bastante iberoamericano, un poco portugués y algo francés, pero punto. No me imagino a un torero español siendo utilizado para vender entradas para rodeos en Texas, y eso que en ellos también suele haber toros, esos tan raros que parecen bueyes por su tamaño, tienen los cuernos enormes y muy abiertos y suelen salir al ruedo acompañados de payasos, literalmente, no en sentido figurado. A contrario sensu, me provoca una sensación realmente extraña ver la imagen del Tío Sam protagonizando un cartel publicitario taurino en la plaza de Santo Domingo, en la Guadalajara castellana –si fuera en la jalisciense me sorprendería menos, aunque socioeconómicamente Méjico esté más lejos de Estados Unidos que España-, pues el famoso “tío” americano siempre estará muy unido a los colores rojo, azul y blanco, y a las barras y estrellas de la bandera USA, y no a los colores rojo y amarillo de la española que, precisamente, donde más se suelen ver es en las plazas de toros.
No sé si los publicitarios que han llevado al Tío Sam a torear por gaoneras –es una forma licenciosa y casi metafórica de decirlo- junto al “olivón” de Santo Domingo, han reparado en que tiene una connotación, además de americana y americanista, de cargado matiz bélico pues es sabido que su imagen ha sido utilizada en Estados Unidos de manera recurrente para protagonizar campañas de reclutamiento de soldados para los mil y un conflictos armados en que han participado los americanos desde que nacieron como estado, a finales del XVIII y hasta hoy mismo. Si hay un cartel conocido, repetido y reproducido hasta la saciedad del Tio Sam es ese en el que, debajo de su conocida figura, aparece el eslogan: “I want you” que, traducido al español, es “te necesito”, el mismo que el peluquero “Rupert” usa para ampliar clientela, pero que en Estados Unidos ha sido siempre empleado para llamar al reclutamiento militar a los jóvenes, apelando a su deber y compromiso patrios. Con tanto antiamericano y antibelicista que ha habido y hay en España, y tanto antitaurino que va habiendo, puede que el cartel de la campaña de abonos para la plaza de toros de Guadalajara termine siendo considerado una provocación para algunos y pidan al ayuntamiento que lo retire porque no lo podemos consentir los ciudadanos.
Por cierto, casualmente, mientras escribo este post en la tarde del sábado de Pasión, entre el viernes de Dolores y el domingo de Ramos, en Santo Domingo, a apenas una veintena de metros del cartel con el Tío Sam, se celebra una batukada, esa manifestación musical básicamente de percusión que dicen que nació en África pero que se suele relacionar con Brasil porque allí es casi religión y sin ella no hay carnaval posible. El norteamericano Tío Sam, el centroamericano Rodolfo Gaona –el torero mejicano inventor del lance taurino conocido como “gaonera”- y la sudamericana batukada unidas por un instante en el corazón de Guadalajara. Para que luego digan que somos provincianos y poco viajados…