Aunque “FITUR” es el acrónimo de la Feria Internacional de Turismo, de Madrid, que acaba de cerrar las puertas de su última edición, no tengo la menor duda que, cuando se buscó un nombre para esta gran feria mundial del turismo, hace ya 35 años de ello, quienes tuvieron esa responsabilidad pensaron que FITUR no sólo era un acrónimo identificativo, expresivo y sonoro, sino que, tanto en inglés como en castellano e, incluso, en francés, parecía querer aproximarse a la palabra “futuro”. Y es que, efectivamente, para muchos países, y entre ellos especialmente el nuestro, el futuro económico y social está muy ligado al desarrollo turístico pues, no en vano, el 12 por ciento del PIB español lo aporta este sector y más de 2.000.000 de personas trabajan directamente en él, cifra a la que hay que sumar los muchos miles de empleos diferidos que genera dado su gran impacto transversal en todo el sector servicios.
Si el futuro de España está ligado al turismo de manera señalada, su pasado reciente y su presente también lo han estado y están. El propio presidente del gobierno, Mariano Rajoy, aportó hace unos días un dato en el Foro Español Global del Turismo, que se celebró en vísperas y en el entorno de FITUR, que avala lo que antes señalaba: Los turistas extranjeros se gastaron en España en 2014 nada más y nada menos que 63.094 millones de euros, una cifra que ha coadyuvado, y mucho, a que en nuestro país haya crecido por primera vez el PIB de manera significativa (1,6 por ciento) el año pasado, después de casi seis años de recesión, o sea, de crisis económica y social, la peor desde que se superara la de principios de los años ochenta, que también se ensañó con el empleo. Como también subrayó Rajoy en el Foto antes citado, si ha habido un sector económico en España que en estos últimos años ha evitado que la importante crisis vivida, y que aún vivimos, literalmente nos llevara a cifras “griegas”, ese sin duda ha sido el turismo pues, lejos de desinflarse la cifra de turistas extranjeros con destino España, ésta se ha elevado hasta los casi 65 millones de visitantes que tuvimos en 2014, un record que ha superado el del año pasado, que ya había llevado el dato hasta 60,6 millones.
Depender tanto del turismo tiene sus riesgos, evidentemente, pero si nuestra gran industria es esa, si nuestros recursos en esa materia son extraordinarios y cada día se ponen más y mejor en valor, si nuestros productos y servicios turísticos son muy atractivos y competitivos en la relación calidad/precio, si nuestro nivel empresarial y nuestro esfuerzo inversor en ese ámbito son punteros a nivel mundial, si nuestra competencia profesional en el sector servicios es reconocida y reconocible, está claro que estamos ante una de las fortalezas de nuestra economía y debemos perseverar en ella. Lo que no debemos hacer es dormirnos en los laureles, porque la competencia directa como destino turístico de España –los países mediterráneos- puede ser muy dura en cuanto se estabilicen políticamente los países del Magreb y Oriente Medio, algo que parece muy difícil a corto plazo, pero que a medio y a largo habrá de llegar, incluso con la contribución solidaria y leal de nuestro propio país porque de la sinrazón y la barbarie no se puede, al menos, no se debe, sacar ningún partido y porque, como aconseja el sabio refranero, si ves a tu vecino que le pelan las barbas, la precaución invita a poner las tuyas en remojo. O a no dejarte barba.
Ya hemos visto que las cifras del turismo en España confirman un gran presente y apuntan hacia un buen futuro, caminando paralelas a la propia FITUR que, un año más, ha batido sus propios récords, ya muy estimables, pues se trata, junto con las de Berlín y Chicago, de una de las Ferias internacionales de turismo más importantes del mundo. Estos son los principales datos que nos ha dejado Fitur 2015:
– Record total de visitantes: 225.000
– Record de visitantes profesionales: 125.000 , originarios de más de 100 países
– 690 expositores directos
– 165 países representados
– 7262 periodistas acreditados, procedentes de 52 países
– Impacto de ingresos inducidos para Madrid: 200 millones de euros
En lo que respecta a nuestra región y provincia, después de aquellos años de vino y rosas en los que que la Junta se gastaba en FITUR lo que podía y lo que no para parecer que los tenía muy grandes –los presupuestos, me refiero, no sean mal pensados, y, efectivamente, los de gastos lo eran, pero los de ingresos no se correspondían con ellos-, el coste total del stand de Castilla- la Mancha ha superado este año por poco los 300.000 euros –un 25 por ciento menos que lo que costó en 2014-, cuando en los últimos años de los gobiernos socialistas se llegó a superar en alguna edición el 1.000.000 de euros de coste. Aunque la promoción turística siempre es inversión, cuando ésta es desproporcionada, la parte superflua es mero gasto suntuario, perfectamente prescindible; por el contrario, no gastarse lo que se debe en promoción turística, es no invertir lo necesario en ella. Lo digo más claro: Ni era razonable el dispendio barredil, ni es plausible tanta austeridad cospedaliana, sobre todo porque no se corresponde que se haya reducido en un 25 por ciento el coste de la presencia de la región en FITUR, con el mensaje de que “ya ha pasado lo peor de la crisis y vamos a más y a mejor”, que nos tratan de vender, día sí, día también, máxime cuando esta región tiene una potencialidad turística muy importante, al tiempo que una necesidad de aprovecharla imperiosa porque no sólo de queso y vino viven los hombres y las mujeres de Castilla-La Mancha.
Termino diciendo que me parece muy bien fomentar el turismo de eventos y efemérides anuales y que es bueno promocionar para 2015 el IV Centenario de la segunda parte de El Quijote –aunque el propio Cervantes advirtió que “nunca segundas partes fueron buenas”- y el V Centenario del nacimiento de San Teresa de Jesús –algo que vendrá estupendamente a los cuatro lugares teresianos de la región: Pastrana, Malagón, Villanueva de la Jara y Toledo-, como fue, sin duda, todo un éxito –por supuesto y sobre todo, para Toledo- la conmemoración en 2014 del “Año Greco”; ahora bien, o le damos un poco más al magín -aunque no hace falta llegar a lo que le dio don Quijote- para desarrollar el turismo de verdad en toda la región, al menos en la que sea susceptible de ello por sus recursos, o vamos a tener que seguir viviendo de las cifras que aporta Toledo –Sigüenza le sigue como segundo destino en la región, pero a mucha distancia- y viendo pasar por nuestras carreteras, pero sólo parando a repostar gasolina y poco más, a gran parte de esos más de 60 millones de turistas que vienen a España cada año. E, incluso, a los madrileños cuando salen en diáspora, camino de otros lugares de España
Hablando de turismo de eventos y efemérides, Guadalajara, capital y provincia, tienen en 2016 el reto de saber conmemorar y aprovechar, tanto en el ámbito cultural como en el turístico, la circunstancia de que se cumpla en ese año el I Centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo y de Camilo José Cela, dos de los más importantes literatos españoles del siglo XX y ambos muy vinculados a Guadalajara; el primero, por nación y vocación y, el segundo, por adopción, pero también vocación, por utilizar una expresión típicamente celiana.
Y si en 2015 empiezan, de verdad y de una vez por todas, las obras del Parador de Molina, aunque sea más pequeño del inicialmente proyectado –algo que me contraría, pero que comprendo-, prometo no criticar el acto de colocación de la primera piedra, si se garantiza que se coloque también la última.