Me gusta el proyecto de Ciudad del Fútbol que el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Guadalajara ha presentado hace unos días, aunque tenga cierto tufillo preelectoral porque no podrá si quiera iniciarlo, sino que tendrá que ser el que salga de las urnas el próximo 24 de mayo el que lo ponga en marcha. Un equipo que podría estar liderado de nuevo por Antonio Román quien, el pasado viernes, terminó de deshojar la margarita sobre su repetición o no como candidato del PP a la alcaldía de la capital por cuarta vez, haciéndonos ver que en el último pétalo decía “sí”, pero reconociendo que había estado muy cerca de que dijera “no” porque su querencia hacia su familia y su vocación profesional médica son cada vez más fuertes, mientras que sus ya veinte años de ejercicio político lastran su ánimo para continuar en activo en él. El propio alcalde confesó –lo que es un hecho cargado de honestidad, aunque seguro que a muchos les ha parecido políticamente incorrecto- que va a repetir, cuando estaba más bien por no hacerlo, porque se lo ha pedido expresamente la presidenta de la Junta y del PP regional, quien le había transmitido que su concurso es necesario para que los populares tengan mayores opciones para mantener la alcaldía de la capital y su “tirón” también para reforzar las opciones de los populares, tanto en la Diputación como en la Junta. No se equivoca en este caso Cospedal, lo que ya no sé es si se equivocará Antonio porque, después de ese reconocer que estaba más bien por irse de la política que de quedarse, aunque renueve la alcaldía pasará a ser un “lame duck”, un “pato cojo”, como llaman en Estados Unidos a los presidentes cuando afrontan la última parte de su segundo mandato y ya no pueden volver a ser candidatos, lo que da lugar a que muchos de sus colaboradores comiencen a posicionarse para el futuro alejándose progresivamente de ellos, se olviden de favores y afectos pasados y dejen a su “jefe” trompicándose y, a veces, hasta dando tumbos, como les ocurre a los patos cuando cojean.
Decía que me gusta el proyecto de Ciudad del Fútbol presentado por Román hace unos días porque lo considero absolutamente necesario en una ciudad como Guadalajara que ya tiene un buen conjunto de instalaciones deportivas, tanto al aire libre como cubiertas, pero al que, a mi juicio, efectivamente le falta un gran complejo dedicado exclusivamente al fútbol porque las instalaciones de las que dispone a día de hoy del llamado, de manera eufemística pero cierta, “deporte rey”, son insuficientes y están dispersas. Algo que han corroborado unánimemente los presidentes de los clubs de futbol más representativos y activos de la ciudad, desde el del Depor, hasta los del Hogar Alcarreño -¡qué alegría me dio que se recuperara este histórico y querido club!-, el Dinamo Guadalajara y la Academia Albiceleste, que, es justo reconocerlo, están haciendo una labor encomiable, porque el fútbol de base y el “modesto” son imprescindibles para que exista el de oropel de los Ronaldo, Messi y compañía y, por supuesto, también el mucho que hay entre uno y otro.
Aunque a algunos les parezca que la Ciudad del Futbol va a estar en el “más allá”, o sea, lejos, muy lejos, acotada por el río Henares y la Ronda Norte, el acierto de la elección del emplazamiento del proyecto, entre el Remate de Las Cañas y la Ampliación de Aguas Vivas, en unas grandes parcelas de suelo terciario de las que es titular el Ayuntamiento, me parece indiscutible, entre otras razones porque en el suelo urbano actual del que dispone la ciudad no hay otras de su tamaño y que cuenten con las posibilidades de tener las infraestructuras, los equipamientos, los servicios y los accesos necesarios para llevar a buen fin esta ciudad futbolera. Por otra parte, el hecho de que el proyecto se plantee en tres fases, me parece muy prudente y razonable, porque no es económicamente posible pasar del cero al infinito, ni aconsejable gastarse todo en “cintas”, como decía mi padre. También me parece bien que una de las fases del proyecto contemple, si el Deportivo asciende de nuevo a segunda, la posible construcción de un nuevo campo de fútbol que sustituya al viejo Pedro Escartín, con la capacidad, instalaciones, equipamientos y servicios adecuados a esa categoría, tipo al que tiene ahora el Numancia, en Soria. El ayuntamiento apunta a otra posible colaboración público-privada para construir esos “Pajaritos” a la alcarreña, como ya se ha hecho con el Centro Acuático. En todo caso, para el proyecto conjunto de la Ciudad del Fútbol, será sin duda necesario el apoyo económico de la Junta e, incluso, el del CSD –como ya ocurrió en la financiación de la obra del Palacio Multiusos– porque sería muy oneroso e, incluso, inviable para Guadalajara abordarla sólo con recursos propios municipales.
De este proyecto y de los muchos otros así como de las numerosas actividades que en el ámbito deportivo se vienen desarrollando en la ciudad en los últimos ocho años –reconocidos hace poco a nivel nacional por importantes galardones-, el alcalde, Antonio Román, es sin duda responsable, pero su auténtico impulsor y gestor es Eladio Freijo, el mejor concejal de Deportes que ha tenido esta ciudad y que es un extraordinario y ejemplar referente de compromiso, esfuerzo, dedicación y trabajo bien hecho desde el servicio público al deporte. Eladio es amigo mío, sí; casi un hermano, pero, como sentencia el aforismo que Antonio Machado enhebró de La Ilíada en su Juan de Mairena:“ la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”.