Guadalajara, ciudad y provincia, llegado este tiempo de vísperas de la Navidad – que, como ya dijimos en el post anterior, suele iniciarse con la fiesta de la Purísima, muy especialmente en Molina y en Horche, siempre en derredor del fuego purificador- es terreno propicio para que las rondas y otras agrupaciones musicales navideñas, como cada año, se vuelvan a formar y a echar a la calle para interpretar villancicos y otras canciones tradicionales propias de esta época. Si en las últimas décadas del siglo XX, con el debilitamiento demográfico del medio rural a favor del urbano, con la masiva emigración del campo a la ciudad, se perdió cultura material e inmaterial de nuestros pueblos a serones, gracias al trabajo de recuperación que, ante este alarmante hecho, han desarrollado las instituciones y la propia sociedad civil, los vientos han cambiado y la dinámica de esa pérdida, que parecía imparable, se ha revertido, hasta el punto de que podemos afirmar que, de un tiempo a esta parte, hay un cierto renacimiento del interés general por nuestras costumbres y tradiciones, y no sólo particular de algunos sectores sensibilizados, como ocurría hasta hace bien poco. Y digo sectores y es un puro eufemismo, porque, en realidad, en los tiempos en que lo rural estuvo condenado, no sólo al debilitamiento, sino prácticamente a la eliminación, por tacharse de tosco, viejo y demodé, fueron personas, con nombres y apellidos, y, en todo caso, algunos pequeños colectivos y alguna institución pionera, quienes más hicieron por salvar de la quema la cultura tradicional, material e inmaterial, de nuestros pueblos, arrojada, como he dicho, especialmente durante el tiempo del trasiego masivo de gentes de los pueblos a la ciudad, a la hoguera, no precisamente purificadora, sino devastadora, como si se tratara de los libros de caballería que calentaron los sesos de Don Quijote.
Aunque aún queda mucho por hacer para tratar de que no se pierda el acervo cultural del medio rural que aún pervive y, mucho más, para intentar recuperar, al menos en parte, el que aún pueda ser recuperable del que se llevaron aquellos tiempos de maleta, viento y fuego, como decía antes, los tiempos han cambiado significativamente y, de despreciarse, o casi, todo lo que fuera tradición rural por entender que era un ecosistema humano obsoleto y para olvidar y superar, hemos pasado a una etapa de interés por y de puesta en valor de esa rica y diversa cultura material e inmaterial, creada, vivida y transmitida en nuestros pueblos. Así las cosas, y como ejemplo nítido de ese cambio de vientos a mejor, en los últimos años estamos viviendo un auténtico renacer del folclore musical navideño en nuestra provincia, recuperándose rondas, villancicos y otras entonadas propias de este tiempo y tradicionalmente cantadas por aquí, así como promoviéndose certámenes y festivales de música de Navidad que han calado en el interés de la gente y que son preparados por los participantes y esperados por el público con gusto y contento. Entre ellos, a destacar muy especialmente, por su capacidad de convocatoria, calidad y continuidad, el Certamen de Rondas Tradicionales Navideñas de Torija, que este año se celebrará el 28 de diciembre, fecha en la que alcanzará ya su XXIV edición. También cabe reseñar al respecto el Concurso de Villancicos, anualmente convocado por el Ayuntamiento de Guadalajara, y que se celebró ayer, domingo, 15 de diciembre, cumpliendo un año menos que el Certamen de Torija y entrando también ya en una buena edad moza. Este Concurso de la capital, además, tiene el valor añadido de reservar una categoría para grupos jóvenes, que es la mejor forma de cuidar la cantera de las rondas y otro tipo de agrupaciones musicales navideñas.
Hablando de folclore tradicional, este año los Reyes Magos y, sobre todo, la apuesta institucional de la Diputación y, muy especialmente, personal de José Antonio Alonso, van a traer un gran regalo a la provincia de Guadalajara: la inminente apertura del Centro de Cultura Tradicional, en la antigua Posada del Cordón, en Atienza. Este Centro, les aseguro, no va a ser una sala de etnografía más como las que voluntaristamente se han instalado en algunos pueblos de la provincia –todas ellas dignas de visita y aplauso, por cierto-, este Centro va a ser una referencia imprescindible para conocer y estudiar la etnografía y el folclore provinciales, tanto por ser muy valioso y curioso el material que en él se va a exponer, como por la idoneidad, calidad y visualidad de los elementos expositivos e informativos que lo complementan y el rigor científico en su concepción, estructuración y organización. Si sobraban motivos para visitar Atienza, a partir de ahora la visita será obligada.
Como en la vida misma, no todo va a ser miel, sino que ésta ha de alternarse con algo de hiel. Termino este post reproduciendo la letra de un villancico tradicional de la provincia, “Zambomba zambomba”, adaptada libremente a la situación de la España de hoy, que el otro día oí cantar a un grupo de amigos, acompañándose de zambombas, panderetas, hueseras, cañas, almireces, sonajas, botellas rizadas y demás instrumentos de percusión propios de la Navidad:
Estribillo: Zambomba, zambomba, carrizo, carrizo,
Hoy día en España no hay más que chorizos.
Nosotros cantamos sin mucha alegría
Porque está la cosa bastante jodida.
En el portal de Belén los ladrones han entrado;
Alcaldes y concejales, banqueros y diputados. Estribillo
En el portal de mi casa, la del quinto está llorando.
Han llegao los del juzgado a ejecutarla un deshaucio. Est.
En el portal de Belén junto al reino de Judea
Han venido antidisturbios a armar la marimorena. Est.
Los pastores que se fueron a ver al recién nacido,
Cuando se enteró el patrono fueron todos despedidos. Est.
Los líderes sindicales no han querido ir al portal
Al enterarse que dietas no les iban a pagar. Est.
Maestros y funcionarios tampoco irán al portal,
Por si otra vez les quitan la paga de Navidad. Est.
Tampoco habrá Reyes Magos ni pajes con bellas túnicas.
Han “quitao” la monarquía y han “instaurao” la república. Est.
Esta noche es Nochebuena y mañana Dios dirá,
Porque hay mucho mamarracho y poco que celebrar. Est.
P.D.- Como muchos lectores sabrán, yo fui ocho años concejal en el Ayuntamiento de Guadalajara y asumo la parte de crítica que me toca en la primera estrofa, porque el estado de opinión de la gente es el que es; ahora bien, les aseguro que en política hay muchos menos “ladrones” de los que parece, aunque, si sólo hubiera uno, ya serían demasiados.