Al hilo de los últimos acontecimientos políticos, que tienen a España bien calentita -como si la hubieran metido en un microondas, a 800 watios de potencia, y durante bastantes minutos-, se me ocurre pensar que el diccionario de la RAE ya no es la principal referencia del castellano limpiado, fijado y dotado de esplendor por sus académicos, sino que, como en la política misma de hoy, todo vale en el pensar y en el decir, y las palabras pueden significar ahora una cosa y luego incluso la contraria, sin esperar si quiera a mañana, sobre todo cuando se trata de definir con ellas valores y principios, haciéndose cada día más acertada y atinada la siempre genial frase de Groucho Marx que dice: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.
Así la cosa pública –en latín, res publica-, muy especialmente la retirada del nuevo proyecto de ley de interrupción del embarazo que impulsaba hasta ayer el gobierno, votado a favor en su primer trámite parlamentario por el 99 por ciento de sus diputados –con la única excepción de la díscola Celia Villalobos– y que figuraba en el programa electoral con el que Mariano Rajoy ganó las elecciones generales de 2011 por mayoría absoluta, algunas entradas del diccionario de español, versión “Rajoy, septiembre 2014”, podrían ver alterados sus significados originales por estos otros:
Aborto: Interrupción del embarazo por razones naturales o deliberadamente provocadas y que también es de aplicación para leyes por razones electoralistas.
Arriola (Pedro): Asesor áulico del PP al que Rajoy ha puesto en sustitución del ideario del partido. Está casado con Celia Villalobos, la única diputada del PP que pública y notoriamente se manifestó en contra del proyecto de nueva ley del aborto cuando se inició su trámite parlamentario.
Dedocracia: Forma en que suele ejercer el poder dentro de su partido y gobierno el señor Rajoy, seguramente porque a él le fue muy bien esta práctica cuando su predecesor, José María Aznar, le situó “a dedo” como candidato del PP a la presidencia del gobierno en 2004.
Gallardón (Alberto Ruiz): Político del PP que comenzó siendo el ministro más valorado del gobierno de Rajoy y ha acabado siendo el penúltimo en valoración. Eso sí, ha hecho honor a su apellido y ha tenido la gallardía de marcharse del gobierno cuando se ha visto desautorizado por su presidente tras acometer un encargo de éste, como era la elaboración y tramitación de una nueva ley del aborto, y tratar de cumplir el programa electoral de su partido.
Idea: Concepto, opinión o juicio formado de alguien o algo que puede ser cambiado de la noche a la mañana y, si corre prisa, de un minuto para otro.
Principio: Voz arcaica, en desuso, tanto formal como conceptualmente.
Programa (electoral): Como no dijo el fundador del PP, pero sí un destacado dirigente socialista, Enrique Tierno Galván, un catálogo de promesas que se hacen para incumplirse.
Rajoy (Mariano): Político del PP que actualmente es presidente del gobierno y que cuando te lo encuentras en una escalera no sabes si sube o baja y si le preguntas que adónde va, contesta que “depende”.
Tancredo (Don): Posición de inmovilidad absoluta y actitud de verlas venir en medio de la arena política en la que se han quedado muchos dirigentes del PP que, por razón de principios e, incluso, de creencias, estaban a favor de reformar la vigente Ley del Aborto. Esta posición, si se contempla de perfil, es parecida a la llamada “del egipcio”.
Valor: Principio mutable, flexible, moldeable, maleable e intercambiable.
El peligro de que las palabras, como las ideas, los principios y los valores muten en función de la dirección en que sopla el viento es que éste, aunque tenga direcciones dominantes, se puede producir en una “rosa” de hasta 360 grados. Y hablando de la rosa de los vientos, significar que el máximo peligro de una travesía marítima en una embarcación a vela se produce cuando rola el viento, es decir, cuando cambia brusca e inesperadamente de dirección e, incluso, de intensidad. En este supuesto es bastante probable el naufragio.