A mediados de agosto, después de 37 años de ejercicio profesional, se ha jubilado Julio Establés, el Intendente Jefe de la Policía Local de Guadalajara que es la denominación que la Ley 8/2002, de Policías Locales de Castilla-La Mancha, otorgó a los máximos responsables de la escala técnica de las policías municipales de la región, la superior de las tres que estructuran este instituto armado de naturaleza civil, junto con la ejecutiva y la básica.
A Estables lo he conocido mucho y bien, desde varias perspectivas a lo largo del tiempo, lo que me permite poder valorar su gran trayectoria profesional con bastante objetividad, aunque no voy a negar desde el principio que me unen a él fuertes lazos de afectividad y amistad. Primero conocí a Julio cuando en junio de 1989, con 35 años de edad, fue nombrado Jefe de la Policía Local de Guadalajara por el entonces alcalde de Guadalajara, el socialista Javier Irízar, siendo yo un joven “plumilla” del añorado “Flores y Abejas” que, con frecuencia, cubría la información municipal. De 1999 a 2007, período en el que fui concejal del Ayuntamiento de Guadalajara, los primeros cuatro años como miembro del equipo de gobierno de Bris y los cuatro siguientes como viceportavoz en la oposición liderada por Román, pude tratarle y conocerle desde un plano muy cercano y a veces de muy estrecha colaboración y relación pues algunas de mis competencias, especialmente las de festejos, entre 1999 y 2003, así lo requerían. Tras dejar de ser concejal en 2007, aquella relación y colaboración necesarias que mantuve con el Intendente Jefe de la Policía Local en mi etapa de munícipe evolucionó de forma natural hacia una amistad sincera, de la que he disfrutado, disfruto y pienso seguir disfrutando porque Julio es un amigo de los buenos, de esos que son como las estrellas cuando es de día, que no se ven, pero que sabes que siempre están ahí.
Nada más lejos de mi intención que caer en el egocentrismo del que no salía un viejo “santón” del periodismo local que, cuando elogiaba algún mérito de alguien y, muy especialmente, cuando escribía su obituario -afortunadamente, esta no es la circunstancia-, entre los principales activos del referido siempre estaba el hecho de que había sido “muy amigo” suyo. No es el caso, no, en esta despedida profesional a Julio Establés que he querido traer hasta mi blog, aún siendo consciente de que su sencillez y falta de vanidad le harán sonrojarse al leerla pues siempre ha llevado la discreción por bandera y no ha querido ser protagonista de nada, aunque ha dado la cara cuando ha hecho falta, incluso a riesgo de que algunos intentaran partírsela para darle una bofetada que estaba reservada a otros.
Julio ha sido un extraordinario jefe de la Policía Local, no porque lo diga un amigo suyo, sino porque lo avala su trayectoria con datos objetivos: con él ha aumentado en cantidad, pero sobre todo en competencia profesional, la plantilla, pasando de los 52 teóricos policías, pero 36 efectivos reales, que había cuando él era un número de ellos, en los años 80, a los aproximadamente 130 actuales; con él han mejorado notablemente los medios materiales, tanto uniformes, como equipamiento, vehículos, transmisiones e, incluso, armamento; siendo él su máximo responsable, la Policía Local dejó sus viejas y limitadas instalaciones prestadas en los bajos de la estación de autobuses por una moderna, muy bien equipada y magníficamente bien situada comisaría; gracias a su empeño, se lleva años trabajando en una marcada doble línea de actuación: seguridad y movilidad, la primera desde una perspectiva táctica de servicio y operativa, siempre en coordinación con la Policía Nacional, y la segunda, planificada desde una Mesa de Movilidad y con asesoramiento especializado externo; merced a su línea de trabajo, la prevención se ha impuesto por goleada a la represión y la sanción, hecho que, en el ámbito del tráfico, avala la circunstancia de que en los últimos años se haya reducido exponencialmente el número de sanciones en Guadalajara; ha sido decisiva su aportación para modernizar y especializar a nuestra policía municipal, impulsando la creación de la policía de barrio, la unidad de violencia de género, los agentes de movilidad, la unidad de mediación o los agentes tutores y algo -mucho- habrá tenido que ver su competencia profesional para que la capital sea una de las ciudades objetivamente más seguras de España, comparada con las de su tamaño poblacional, aún a pesar de estar en el límite de una zona donde repunta la delincuencia como es el Corredor del Henares. Evidentemente, todos estos logros han sido en equipo y gracias a la profesionalidad de la plantilla a su cargo, como Julio recalca siempre que tiene oportunidad, y por supuesto, en ellos han sido decisivas las aportaciones de los sucesivos alcaldes y concejales responsables de seguridad y movilidad de la ciudad.
Julio se ha jubilado forzosamente porque ha cumplido los 65 años de edad reglamentaria, pero estoy seguro que no le hubiera importado continuar pues tenía muchos proyectos en marcha y está en forma: incorporación de nuevos agentes para compensar las jubilaciones, potenciar la policía de barrio y llevarla a nuevas zonas, implementación de los caminos escolares seguros, mejorar la comunicación externa, incidiendo especialmente en las redes sociales, etc. etc. Todo eso y más ya le tocará a Jorge López, quien ha sido su “segundo” durante los últimos años, al que el propio Julio avala como un excelente profesional, algo que también secundo yo porque le he conocido y tratado lo suficiente como para saber que es tan buen policía como gran persona.
A Julio, ahora, le espera su estupenda familia para disfrutarse mutuamente mucho más de lo que hasta ahora ha sido posible, su/nuestro Real Madrid –él es un “mouriñista” recalcitrante, algo en lo que no coincidimos-, su pasión por la lectura y su vocación por la historia, especialmente la contemporánea -y también por el final de la antigua, o sea, Roma-, en la que se licenció pero que dejó aparcada cuando se cruzó en su camino la opción profesional –“bocación”, con “b”, lo llama él- de ser policía local de Guadalajara, la capital de su provincia pues es un molinés militante de Prados Redondos, otra cosa que nos une ya que mi abuelo paterno era de un pueblecito de al lado, Otilla.
Gracias, Julio. Hasta siempre, Intendente. Y seguimos viéndonos en torno a un café para cultivar la amistad y la palabra.