Guadalajara es una provincia rica en manifestaciones festivas tradicionales como el añorado y querido José Ramón López de los Mozos nos ayudó a conocer con sus notables estudios y recurrentes publicaciones, continuando y aumentando los trabajos que previamente habían hecho al respecto otros investigadores e historiadores como Layna Serrano, Castillo de Lucas, Aragonés Subero, Caro Baroja o García Sanz. Este último, más conocido por su nombre de pila, Sinforiano (“Sinfo”), que por sus apellidos, fue junto al ya citado sobrino de Pío Baroja quien más contribuyó en los años 50 y 60 del siglo XX al estudio, conocimiento y divulgación del personaje más característico, representativo y extendido del folklore provincial que, sin duda alguna, es la botarga. El también recordado “Sinfo”, originario de Robledillo de Mohernando, aunque se avecindó en Madrid desde joven donde regentó una librería de viejo, fue efectivamente determinante en la divulgación de las botargas como personajes singulares del folklore provincial, sobre todo gracias al trabajo titulado “Botargas y enmascarados alcarreños (Notas de Etnografía y Folklore)”, publicado en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, IX (Madrid, 1953). De esa fuente bebió Julio Caro Baroja, reconocido etnógrafo de prestigio nacional, quien realizó varios trabajos sobre ellas, si bien el que más difusión alcanzó fue el reportaje que hizo para el NO-DO en 1965 y que tituló “Las botargas”, visto en toda España (en esta dirección de Internet se puede visionar; merece la pena hacerlo: hhttps://www.rtve.es/play/videos/revista-imagenes/botargas/2889604/ ). El estudio de Sinfo y la amplificación que de él hizo el sobrino del autor de “La Busca” llegó en un momento clave pues apenas pervivían entonces media docena de botargas -en el documental se recogen imágenes de las de Montarrón, Robledillo, Beleña y Retiendas– y tanto las fiestas como los propios pueblos estaban en trance de desaparición pues en esa época se situó el “año 0” de la ahora llamada “España vaciada”. Hemos hablado antes de la botarga como el personaje por excelencia de nuestro folklore, pero mejor deberíamos hablar de ella en plural porque en muchas manifestaciones locales salen más de una y porque sumadas todas conforman un tiempo, un ciclo y ahora también una ruta que es conocida como de las botargas. Los sustantivos en singular ponen el foco sobre lo que nombran, pero en plural abren encuadre y añaden paisaje y figuras.
Finalizando enero, en pleno tiempo de botargas pues sabido es que se trata de una celebración festiva de enmascarados pre-carnavalescos y típica del ciclo de invierno, se ha presentado públicamente el trabajo, al tiempo que proyecto, que se ha venido a denominar “Ruta de las botargas”. Lo ha patrocinado la delegación de turismo de la Diputación Provincial y la labor técnica la ha llevado a cabo “La Tradición Oral”, un grupo absolutamente comprometido con la cultura tradicional de la provincia, surgido hace ya una década. Este colectivo conjuga el folklore en todos los tiempos, géneros y números y lo mismo canta villancicos o jotas en la plaza de un pueblo que hace los coros en una misa castellana u organiza talleres de zambombas, de otros instrumentos musicales tradicionales e, incluso, también de botargas, dirigidos a todos los públicos, pero fundamentalmente a escolares. A estos tres ámbitos de actividad principal de “La Tradición Oral” se ha sumado últimamente un cuarto que ha sido realizar un importante, trabajado y riguroso estudio para el conocimiento exhaustivo del conjunto de botargas y otros enmascarados guadalajareños, algo que ha permitido poner número a lo que hasta ahora solo tenía letra: son 38 las citas festivas de este tipo que se celebran actualmente en la provincia y 40 los municipios que las acogen porque dos, doblan cita. Ese estudio ha consistido en la visita detenida, una a una, del conjunto de botargas y enmascarados de la provincia, fuera del tiempo de su celebración festiva, para tomar imágenes y, sobre todo, testimonios de las personas que en cada lugar tienen algo que ver con ellas. Ese arduo trabajo realizado a lo largo y ancho de 2021, va a posibilitar disponer de un valioso documento audiovisual de la realidad actual de nuestras botargas, al tiempo que se va a constituir en una importante fuente de investigación presente y futura en la que comparar similitudes y destacar singularidades de cada una de ellas. Además, el estudio ha devenido en el proyecto, denominado “La ruta de las botargas”, que podrá dar mucho juego al área de turismo de la Diputación y a los propios ayuntamientos anfitriones de estos personajes para promocionar individualmente, agrupadas por zonas o en conjunto estas peculiares celebraciones festivas tradicionales, un importante recurso cultural y de potencial aprovechamiento turístico que siempre ha estado ahí, pero al que no se le ha sacado todo el partido posible.
En la presentación de “La ruta de las botargas” se anunció que la Junta ha dado ya los primeros pasos para declarar las botargas “Bien de Interés Cultural”. Ya estaba tardando. La verdad es que en Toledo se suelen enterar poco y tarde de las cosas que verdaderamente importan en Guadalajara. Es uno de los inconvenientes que tiene poner el acento en la parte -La Mancha- en vez de en el todo – Castilla-.
También se hizo público en el acto que es intención futura de los promotores de “La ruta de las botargas” iniciar los pasos para tratar de obtener para ellas la declaración de Patrimonio inmaterial de la humanidad por parte de la UNESCO. Eso ya son palabras mayores, pero como decía Ungaretti “la meta es partir”. En todo caso, para andar ese largo camino hay que hacer las cosas muy bien, con el voluntarismo no basta. En eso, Sigüenza está dando un buen ejemplo y ha debido y sabido rectificar su inicial voluntad de que la ciudad por sí sola fuera declarada Patrimonio de la humanidad, algo prácticamente imposible en función de los actuales criterios de la UNESCO. Esa pretensión de partida se ha reenfocado y ahora lo que se está intentando que obtenga declaración -precisamente como patrimonio inmaterial- es el “Paisaje dulce y salado de Sigüenza y Atienza” que es el título del proyecto que en noviembre pasado aceptó incluir en la lista indicativa el Consejo de Patrimonio Histórico de España en su propuesta a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, primer paso para tratar de llegar a la meta final que ni está cercana ni será fácil alcanzar.