Aunque intuíamos el motivo, por fin hemos sabido, de forma fehaciente, que la firma del Convenio para la atención sanitaria en Madrid de los habitantes de Castilla-La Mancha, que afecta muy especialmente a los de la mayor parte de la provincia de Guadalajara y a los del toledano Corredor de la Sagra, no es una cuestión de letra pequeña, sino de letras de cambio; o sea, de parné, de pasta, de viruta, de manteca, de money,… o como ustedes quieran o gusten llamar al dinero, ese “poderoso caballero” que, como decía el gran Quevedo, es capaz de igualar “al rico y al pordiosero” y de humillar al “cobarde y al guerrero”.
Y que sepamos por fin la verdad de la buena sobre la dilación en la firma de ese importantísimo convenio sanitario, sobre todo para Guadalajara, se lo debemos al Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Francisco Javier Rodríguez, que, bien clarito, ha dicho que: «Si él –refiriéndose al Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, el guadalajareño José Ignacio Echániz– no tiene fondos suficientes para pagar lo que cuesta la asistencia sanitaria a sus ciudadanos en la Comunidad de Madrid, pues que los atiendan en su comunidad que es quien tiene la responsabilidad». Estas palabras del consejero madrileño, desde el ámbito de sus competencias y de la institución de la que es alto cargo, son políticamente correctísimas, pero suponen un terrible varapalo para los intereses de los guadalajareños que hace ya más de 30 años que tenemos que pagar muy cara la factura de pertenecer a una región artificial e inventada, como es Castilla-La Mancha, además de muy limitada de recursos, y en la que, para ahondar el problema, no está Madrid, ciudad y comunidad con las que nuestra provincia tiene múltiples e importantes relaciones socioeconómicas de interdependencia, por no decir de dependencia pura y dura, y cuyos recursos son de comunidad de primera, y no de tercera.
Echániz, por su parte, ha confirmado que, efectivamente, es económico el problema para la firma de ese convenio que, y esto ya lo digo yo, entre otras muchas cosas rayanas en el absurdo, evitaría que, cada año, alrededor de mil guadalajareños peregrinen para recibir atención especializada por los hospitales de La Mancha en vez de trasladarse a los mucho más cercanos de Madrid; y no voy a entrar en la calidad asistencial de unos y de otros, por no cuestionar ni ofender a los profesionales sanitarios de la región, ni hacer tabla rasa de algo que tiene muchos matices y singularidades. Volviendo al tema del dinero, es evidente que las cuentas regionales siguen teniendo más telarañas que el bolsillo de Carpanta y que no hay euros suficientes para pagar la importante factura que supone que se atienda en los hospitales de Madrid a los ciudadanos de Castilla-La Mancha que más cerca viven de aquella comunidad, como es el caso de Guadalajara casi entera, excepción hecha de una parte de Molina de Aragón, cuyos vecinos son atendidos en los hospitales de Aragón, gracias al convenio que sí se pudo suscribir hace unos meses, sencillamente porque era poco el montante de la factura aragonesa ya que en Molina, por no quedar, ya no queda casi ni gente para enfermar.
Iñaki Echániz, que ante todo es un político vocacional y de raza y conoce muy bien el problema pues, aunque vallisoletano de nación, es guadalajareño de adopción y vocación desde que era un chavaluco, a pesar de los pesares –o sea, de que aunque se rebajen los impuestos en la región diez meses antes de las elecciones, las cuentas públicas están aún en la UCI- ha lanzado un mensaje de esperanza para el futuro sobre la firma de ese necesario convenio de asistencia sanitaria con Madrid que tantas molestias y quebraderos de cabeza puede evitar a casi todos los guadalajareños y a una parte de los toledanos: “lo que vamos a hacer» y «será lo antes posible» es «una cosa razonable, sensata e inteligente, que satisfaga a las dos comunidades; pero lo haremos”. Confío en él y en que ese Convenio se firme pronto y bien y no se quede en un simple “brindis al sol” por causa del calendario electoral. Iñaki se juega mucho en este envite porque para un político no debería haber nada más importante que solucionar un problema que conoce bien y, además, hacerlo de la mejor manera posible.
Para terminar, repito lo que vengo manteniendo desde hace 30 años y me veo obligado a recordar más veces de las que me gustaría: Las comunidades autónomas nacieron, fundamentalmente, para “acercar la Administración al administrado” y se nos vendió que con ellas llegaría una “descentralización” muy beneficiosa para todos que, en Castilla-La Mancha, no ha sido así, al menos desde la perspectiva de Guadalajara, la chepa que le sale por el noreste al resto de la región y la provincia que sólo limita con ésta a través de Cuenca y que ha de cruzar media comunidad de Madrid -incluida su capital que también lo es del Estado- para ir a la capital regional, la bellísima ciudad de Toledo.
Y el PSOE pidiendo federalismo donde ya casi lo hay, sólo para tratar de resolver un problema cada día más irresoluble, como lo es, al menos de fondo, Cataluña, entre otras razones porque el Estado de las autonomías lo ha permitido. ¿Se imaginan ustedes una Castilla-La Mancha estado federal? En esa tesitura, yo me censo en Meco.
P.D. Si este problema de la no atención sanitaria a los habitantes de Guadalajara en Madrid y su consecuente derivación a hospitales de la Mancha se produce hace 15 ó 20 años, los responsables políticos de este hecho no habrían podido salir a la calle porque les habríamos corrido a gorrazos. Esto lo digo para que se lo hagan mirar (los políticos) y nos lo hagamos mirar (todos).