Tentativas de reconquista
Wadi-l-hiyara o Madinat al Faradj, que así de raro llamaban a Guadalajara los árabes, estuvo bajo dominio musulmán más de 370 años. Durante todo este tiempo, muchos fueron los intentos de los monarcas cristianos por reconquistar a los infieles sarracenos nuestra capital, seguramente conscientes del importante papel que, siglos después, jugaría en el Renacimiento español, bajo el poder y el mecenazgo de los Mendoza.
El primer intento serio de reconquista de Guadalajara lo protagonizó Ordoño I, en los albores del siglo IX, con una incursión de sus tropas hasta Salamanca, algara rechazada con prontitud por el emir Muhammad I, que asestó un fuerte directo en el mentón de Ordoño, similar al que, posteriormente, un descendiente suyo, Muhammad Alí, así llamado tras Malcolm X, antes Cassius Clay, le propinó en el rostro a Joe Frazier cuando ambos pugnaron por el Campeonato del Mundo de Boxeo, en la categoría de los Pesos Pesados. Coincidiendo con la campaña de Ordoño I por las proximidades de Guadalajara, gobernaba entonces nuestra ciudad un tal Faradj, descendiente de los bereberes y que, según los historiadores, fue un célebre personaje que se enseñoreó de estas tierras, a las que dio su nombre, y que por aquellos tiempos eran capital de la Marca Media de Al Andalus.
Sería un monarca aficionado al buen coñac, Alfonso III “El Magno”, quien protagonizaría la segunda tentativa de reconquista de las tierras guadalajareñas, ya finalizado el siglo IX, aunque tan sólo pudo conquistar Atienza, entregándosele sin resistencia alguna, si bien pronto retornaría a manos musulmanas.
Ordoño II, en el primer cuarto del siglo X, llegó a conquistar con sus tropas enclaves árabes en suelo alcarreño, como Pálmaces, Castejón y Cendejas, después de derrotar en San Esteban de Gormaz a Abd al-Rahmán III, primer soberano español de la dinastía hispano-musulmana que tomó el nombre de “Califa”. Poco le duraría al guerrero Ordoño II la alegría de la victoria ya que, meses después, en Valdejunquera y a domicilio, el Califa musulmán derrotó sin paliativos al rey cristiano, volviendo a poner las cosas en su sitio.
Abd al-Rahmán III, “in illo tempore”, o sea, en aquel tiempo, nombró Visir a S`aid B al Mundir al-Qurasi, entonces Gobernador de Guadalajara, al que sus súbditos musulmanes conocían popularmente como “Said” y los mozárabes como “Pepe”, dado lo prolijo del pronunciamiento de su nombre, desconociéndose si eran de su agrado tan familiares apelativos.
Desde las campañas de Ordoño II por las vegas del Henares y el Badiel, escasas fueron las tentativas de reconquista de la capital y su entorno, remontándose ya a 1078 cuando Fernando I “El Grande” -así llamado por ser ascendiente del pívot de baloncesto, Fernando Romay, como por su “gran” interés en reconquistar Guadalajara- llegó a tomar la ciudad y su territorio, al tiempo que sitió Alcalá de Henares. Súplicas y ventajosos ofrecimientos del rey taifa de Toledo le hicieron abandonar el sitio y las plazas ganadas, no considerándose protegido en ellas al haberse dejado olvidada la póliza de seguro de vida, suscrita con el judío Ben Mapfre, en la sede de su Corte.
Estamos ya a tiro “lápidum” de la reconquista definitiva de Guadalajara. ¿Pasó el Cid, camino de Valencia, por nuestra riñonada alcarreña? ¿Fue mediante la lucha o el pacto como Alvarfáñez entró en Guadalajara? ¿Fue Alfonso VI quien ordenó la muerte de su hermano Sancho en el sitio de Zamora?… No dejen de leer el próximo capítulo.
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Este artículo fue publicado en “Flores y Abejas” –el semanario tristemente desaparecido, decano de la prensa provincial, en el que me hice mayor y periodista- el 5 de junio de 1985, con motivo de la celebración del noveno centenario de la reconquista de la ciudad de Guadalajara, atribuida a Alvarfáñez de Minaya, de quien en estas últimas semanas se ha venido conmemorando el noveno centenario de su muerte. El singular estilo festivo en el que está escrito el artículo, incardinado en la propia tradición de “Flores y Abejas”, que nació en 1894 como semanario “literario, festivo y de noticias”, el reflejo que en él se contiene de las distintas tesis que se manejan sobre la reconquista de la ciudad y la oportunidad que le otorga la efeméride de Alvarfáñez que se conmemora, me han llevado a rescatarle para esta “Misión al pueblo desierto” en GD. La segunda y tercera parte de esta “Crónica festiva de la reconquista de Guadalajara” también se publicarán en este mismo blog en las próximas entregas.