Un exitoso año jubilar

El 19 de junio concluye el Año Jubilar que el Papa Francisco concedió a nuestra iglesia diocesana con motivo de la celebración del 850 aniversario de la consagración -también llamada dedicación litúrgica- de la catedral de Sigüenza, histórico hecho que aconteció el 19 de junio de 1169, siendo obispo Joscelmo Adelida. La consagración o dedicación litúrgica de un templo cristiano es un rito solemne a partir del cual el altar del mismo se considera bendecido y, por tanto, preparado y digno para celebrar en él la Eucaristía. Aunque se desconoce el detalle exacto del rito por el que se consagró nuestra catedral hace 850 años, podemos hacernos una idea gracias al profesor Gallart Pineda y a su trabajo titulado “El ritual de la dedicación de la iglesia en los pontificales medievales y su ciclo icónico”. En él se sostiene que la dedicación de una iglesia nueva en la Edad Media -época en la que se llevó a cabo la de la catedral de Sigüenza- era uno de los ritos “más solemnes y fastuosos de la liturgia cristiana y, posiblemente, uno de los que más carga simbólica encerraba, ya que establecía un paralelismo entre las piedras empleadas en la construcción del edificio y las piedras vivas, los fieles, que constituían la comunidad eclesial, lo que se hará evidente en varios momentos del ritual”. Uno de ellos eran las tres llamadas a las puertas cerradas del templo a consagrar que el obispo realizaba con su báculo, y las otras tantas vueltas que daba a su exterior, hasta que finalmente se abrían para ingresar en él. Según Gallart, a este tipo de ritos no faltaba absolutamente nadie, así que, el “todo Sigüenza” de mediados del XII, nobles y plebeyos, caballeros y artesanos, comerciantes y labradores, a buen seguro que se dio cita en aquel ritual que se llevó a cabo cuando tan solo había concluido la construcción de la capilla mayor y de la cabecera del templo, trabajos que tardaron 50 años en realizarse.

El obispo que consagró la catedral, Joscelmo, de probable origen inglés, fue el cuarto obispo tras la restauración de la diócesis seguntina por el aquitano Bernardo de Agén, hecho que aconteció en 1121 por lo que, en un par de años, su larga y densa historia nos brindará una nueva efemérides que celebrar: el 900 aniversario de su reposición, cuyo origen se remonta, al menos, al siglo VI, pues está documentado que en el concilio toledano del año 589 participó el obispo de Sigüenza llamado Protógenes.

  La consagración de la catedral seguntina se realizó por el rito hispano-mozárabe por lo que, con muy buen criterio y don de la oportunidad, uno de los actos de mayor relieve, enjundia y brillantez de la clausura del año jubilar será, sin duda, la misa que, por este mismo ritual, tendrá lugar el domingo, día 16, y en la que participarán varios obispos y el arzobispo metropolitano de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, en la presidencia litúrgica, y el obispo diocesano, Atilano Rodríguez, como anfitrión. Uno de los máximos defensores de la misa por el rito hispano-mozárabe fue el Cardenal Cisneros que, como es sabido, estuvo muy estrechamente vinculado a la actual provincia de Guadalajara pues fue Arcipreste de Uceda, deán catedralicio y vicario de la diócesis seguntina, cuando era su titular el Cardenal González de Mendoza, y renunciando al importante poder eclesial y civil que ya había acumulado, se retiró a la oración y a la contemplación durante casi diez años en el convento alcarreño de La Salceda. Del monte que comparten los términos de Tendilla  y Peñalver en el corazón de la Alcarria fue sacado, mediante consejo del Cardenal Mendoza, por la reina Isabel, La Católica, para convertirse en su confesor y, después, en Arzobispo de Toledo, Cardenal de España y hasta Regente de Castilla en dos ocasiones, además de fundador de la Universidad de Alcalá y editor de la Biblia políglota. Los montes alcarreños, aparentes secarrales si solo se les mira, pero no se les ve, a veces dan frutos muy generosos.

Concluye, pues, el Año Jubilar del 850 aniversario de la consagración de la catedral seguntina y lo hace, a mi juicio, con un balance altamente satisfactorio y exitoso. Esta valoración se sustenta en un hecho fundamentalmente cuantitativo como es la enorme visibilidad que ha tenido el acontecimiento pues ha sido noticia casi permanente durante el año en que ha venido celebrándose, algo a lo que, sin duda, ha contribuido decisivamente el hecho de que el deán de la catedral sea Jesús de las Heras, un gran sacerdote, al tiempo que un extraordinario periodista y experto comunicador. Además de seguntino militante, hecho del que se beneficia, sobre todo, la propia ciudad de Sigüenza pues no puede tener mejor embajador, y eso que tiene muchos y muy buenos. No obstante, a ese hecho cualitativo que he resaltado y que avala el éxito del año jubilar, le acompañan también los números ya que han visitado la catedral en este año más de 15.000 personas y han sido más de 200 los actos que se han programado, lo que arroja una media de más de una cita en torno al jubileo cada dos días.

Jubileo, viene de júbilo; confío en que esa viva alegría haya llegado también a lo más profundo de las almas de las piedras vivas que somos los fieles y que debemos ser los verdaderos cimientos sobre los que se asienten las piedras inertes que conforman el magnífico templo catedralicio seguntino.

 

Catedral de Sigüenza, foto: Jesús Orea. 

 

 

 

 

 

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