El mar y el gran cocodrilo de Tamajón

Si no se está vinculado a la paleontología o a algún otro ámbito científico relacionado con el estudio de tiempos remotos, cuesta una enormidad pensar que el páramo alto en el que está ubicado Tamajón, que es la puerta de la sierra de Ocejón, estaba cubierto por el mar en la noche de los tiempos. Hay que remontarse a hace casi 100 millones de años y al período Cretácico Superior, cuando en la Tierra había un mar más alto, un clima tropical y cálido que permitió la llegada de grandes especies, pero, efectivamente, las estribaciones del Ocejón y, por ende, gran parte del actual territorio provincial estaban entonces cubiertos por el océano, algo que prueban los numerosos restos de fósiles marinos y terrestres vinculados al hábitat acuático que aquí se han encontrado. El Centro de Interpretación Paleontológica y Arqueológica (CIPAT) que acaba de inaugurarse en Tamajón es un importante jalón, un óptimo punto de referencia para conocer el “parque cretácico” de aquellas tierras que el Ocejón domina como si de un faro-guía se tratase. En él se ofrece amplia información a través de paneles, así como piezas de verdadero interés científico, bastantes originales y otras representadas por medios reprográficos en dos y tres dimensiones, destacando el gran “cocodrilo” que preside la sala e impacta al visitante, cuya presencia en la zona está confirmada a través de icnitas (huellas), concretamente en un canal arenoso a modo de marisma próximo al océano. Sin duda este cocodrilomorfo agallonero -gentilicio de los habitantes y el pueblo de Tamajón-, por el que ha mostrado interés hasta la prestigiosa National Geographic Society, es la “estrella” del CIPAT y será la imagen más recurrente y reproducida de él, pero hay otro mucho y buen material expuesto allí que merece la pena conocer.

Cocodrilomorfo agallonero

                Desde hace ya más de 40 años, la zona de Tamajón es un entorno de especial interés para la investigación científica gracias a las evidencias encontradas en ella, especialmente el gran yacimiento de icnitas que está permitiendo determinar y estudiar las especies que habitaron aquellas tierras en el Cretácico, entre las que no se descarta que hubiera hasta dinosaurios y en las que sí hay ya confirmado un carnívoro de dos patas. Por razones profesionales, he conocido la evolución del proyecto de este centro desde que nació hasta que se ha convertido en una realidad y he tenido noticias de él gracias a Mélani Berrocal. Mélani fuebecada por la Diputación Provincial en el curso 2017/18 para investigar “Los ecosistemas del Cretácico de Guadalajara”, centrándose en la zona de Tamajón, y es una de las jóvenes investigadoras que más ha colaborado en el nacimiento del CIPAT junto con los prestigiosos geólogos Fernando Barroso y Manuel Segura, amboscoordinadores de la parte de paleontología del mismo.También ha participado en la concepción del centro otro reputado biólogo y antropólogo, Nacho Martínez Mendizábal, que forma parte como investigador principal del equipo científico que trabaja en el mundialmente conocido e importantísimo yacimiento burgalés de Atapuerca. Mendizábal es el encargado de coordinar la parte de arqueología del centro, que es la que aún queda pendiente de dotar del contenido final previsto inicialmente en el proyecto, un retraso ajeno a su voluntad y a la del ayuntamiento de Tamajón. La última información que me ha aportado Mélani sobre las investigaciones en la zona destaca que “recientemente, las huellas del yacimiento paleontológico se han asignado a crocodiliformes con adaptaciones a la locomoción terrestre rápida, cercanos a los descritos únicamente en el Cretácico del Norte de África, y referidos en famosos documentales a “galloping crocs”. Se trata de unos cocodrilomorfos muy extraños y las huellas de Tamajón constituyen la primera cita de éstos, no sólo en España, sino fuera de África”. En la Bienal de La Real Sociedad Española de Historia Natural que se celebrará el día 9 de septiembre se darán y ampliarán noticias de ello; este relevante hecho amplificará aún más la importancia ya conocida de este yacimiento que, a partir de ahora, va a tener en el CIPAT su mejor escaparate.

El centro se estructura en tres áreas: Paleontológica, Arqueológica y Didáctica. La paleontológica es la que está más completa y en ella se pueden ver, además del crocodiliforme a escala real ya comentado, recreación de los ecosistemas de hace 95-93 millones de años, fósiles originales y réplicas de huellas de vertebrados, plantas e invertebrados, incluyendo corales, braquiópodos, moluscos bivalvos, gasterópodos y cefalópodos y equinodermos, además de algunos restos de peces y reptiles marinos. Parte de estos fondos han sido cedidos por el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha. En el área arqueológica, como ya hemos dicho aún pendiente de completar con los resultados de las también importantes excavaciones que se viene realizando en la zona pues en ella se han descubierto los restos más antiguos de homo sapiens de la Meseta, de momento se ofrece una muestra de la singular piedra de Tamajón, de la que se ha encargado el profesor Segura, con la que fueron construidos notables edificios, entre ellos el palacio del Infantado, de Guadalajara. El centro se completa con un espacio didáctico en el que los más pequeños pueden trabajar con materiales de conocimiento y entretenimiento expresamente preparados para ellos.                 Este Centro, como tantas veces ocurre, no ha nacido fruto de un voluntarismo bienintencionado, pero limitado, sino con todo el rigor científico que han aportado un equipo multidisciplinar de la Universidad de Alcalá, conformado por paleontólogos, arqueólogos, biólogos, geólogos, antropólogos…, con el que también han colaborado investigadores de la Universidad Complutense de Madrid. Quien sí ha puesto su mejor voluntad y todo el apoyo posible, tanto económico como gestor, ha sido el Ayuntamiento de Tamajón, cuyo alcalde, Eugenio Esteban de la Morena, es todo un ejemplo de proactividad para que su pueblo y su comarca tengan opciones de desarrollo y futuro y no seguir vaciándose, tratando de revertir la dinámica de la despoblación progresiva tras muchas décadas sufriéndola. Como dije en la plaza Mayor del propio Tamajón hace unos días, con ocasión de la presentación del libro “Serranías de Guadalajara: Despoblados, expropiados y abandonados” con el que he colaborado, “en el pasado, traído al presente con inteligencia, radica buena parte del futuro de las zonas rurales”. El CIPAT es un proverbial ejemplo de ello y otro motivo más para visitar una de las zonas más bellas de la provincia como es la comarca del Ocejón. Alta Sierra hoy, bajamar anteayer.

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